LA CRISIS DEVELADA POR LA PANDEMIA, REQUIERE DE UNA EDUCACIÓN PARA LA
TRANSFORMACIÓN SOCIAL
En el marco del actual estado
de emergencia económica, social y ecológica, el gobierno de Iván
Duque ha expedido
alrededor de 100 decretos que contemplan medidas
en diferentes ámbitos,
incluyendo al sistema educativo. Al respecto, consideramos necesario plantear
aspectos a tener en cuenta para enfrentar esta nueva situación en las
instituciones de educación pública en los niveles
de preescolar, básica
y media.
A
estas alturas del año y en medio de los anuncios del Gobierno Nacional hay
incertidumbre, no solo porque se están tomando
decisiones con datos de hace dos semanas frente a los contagios de Covid-19, sino por la no garantía
de un mínimo vital para amplias
capas de la población que no tienen posibilidades para sostenerse, además de
las deficientes medidas de bioseguridad para los sectores que tienen que salir
a trabajar, incluyendo las condiciones del personal de la salud, quienes son
los que están en primera línea para
contrarrestar la pandemia.
El
Ministerio de Educación Nacional (MEN) ha planteado retomar el calendario
académico el 20 de abril a nivel nacional, de manera no presencial para los estudiantes, hasta el 31 de
mayo, lo que ha implicado que la mayoría
de Secretarias de Educación expidan
resoluciones de calendario escolar
que sobrecargan a la comunidad educativa al pretender
mantener las semanas del
calendario inalteradas. Por su parte, Bogotá ha mantenido la continuidad de las semanas
escolares, con actividades desde la casa en medio
del aislamiento, esto es un referente para analizar la experiencia
de docentes y estudiantes; por otro lado, las instituciones de educación privada
definieron autónomamente el avance en el año escolar.
De estas experiencias se puede
evidenciar la enorme desventaja que la brecha tecnológica
representa para un número importante de estudiantes y familias. Esto muestra
que la “educación en casa” es un reto muy grande, no sólo para las maestras
y los maestros, sino para el conjunto de la sociedad, que hoy debe
asumir la responsabilidad que le corresponde en la superación de la crisis que vivimos.
Le corresponde al MEN repensarse las acciones de manera más
integral, diferenciada y objetiva, concertando con la comunidad educativa para
hacer viables orientaciones impartidas por este, tales como: “Esta crisis limita lo previsto en el
plan de estudios a desarrollar en
circunstancias normales; por tanto se debe seleccionar contenidos básicos, evitando saturar
a las familias, comprendiendo que
estas pueden acompañar a trabajar algunos aspectos
pero no reemplazan la escuela y no les corresponde el desarrollo estricto de un plan de estudios” (MEN, Orientaciones emergencia económica y social).
Lo anterior
significa tomarse en serio los ajustes al plan de estudios, contenidos, alcances, aprendizajes, sistema de evaluación para
el año 2020. Este no es un año académico normal, no se puede reducir a cumplir las 40 semanas
de clase con estudiantes y las 52 semanas de los
docentes y directivos docentes, se trata
de llamar a las Secretarías de Educación y a las instituciones educativas que a través
de los Gobiernos Escolares hagan los ajustes correspondientes a los contextos
para avanzar en lo posible
en los procesos académicos en medio
del aislamiento social,
con la perspectiva de retomar la normalidad, donde
es de vital importancia garantizar puentes
que aporten a la salud
física y mental
de toda la comunidad
educativa.
El no replantearse el año escolar
desde la autonomía institucional y con la participación del conjunto de estamentos, lleva a que las Secretarías de Educación y los directivos docentes pretendan que el proceso educativo siga su dinámica
como si nada pasara, como si el contexto no contara,
cayendo en el activismo, el eficientismo, al intentar tener
planeaciones ajustadas a los contenidos curriculares planteados a principio de año, en vez de asumir una dinámica colectiva para ajustar
dichas planeaciones a este nuevo contexto.
En
el caso de Bogotá se han mantenido los contenidos planeados con sus indicadores
en tiempos normales, imponiendo el sistema de evaluación, reflejando con esto
su interés normativo antes que humano, lo cual ha llevado a una condición de estrés para estudiantes,
familias y maestros, agravando la situación psicosocial de la comunidad
educativa. Esta situación ha ocasionado cambios en la condición laboral de las
maestras y los maestros, debido a los tiempos necesarios para la antención individualizada de estudiantes y padres de famlia,
el diseño del material de trabajo y al proceso evaluativo. En estas semanas de
trabajo virtual se ha evidenciado que no existen condiciones para citar grupos
de 30 o 40 estudiantes a una clase virtual, esto significa que
las explicaciones, actividades y evaluación se personalizan, llevando a que los y las docentes
que tienen asignaciones académicas por áreas deban interactuar con alrededor de 200 a 400 estudiantes.
Para el caso de preescolar y primaria, generalmente debe asumirse por parte del docente la enseñanza de todas las asignaturas, lo
cual genera mayor carga laboral, dado que estos escenarios no presenciales hacen
más complejo que se avance
en los procesos
de enseñanza y aprendizaje de estos niveles
educativos. Como si esto fuera poco, se le suma la constante solicitud de informes de buena
parte de los directivos, su preocupación es controlar el tiempo y la eficiencia desconociendo los procesos
pedagógicos con los y las estudiantes, y las dificultades que deben enfrentar
las maestras y los maestros. De esta manera se ha venido invisibilizando el
papel del Gobierno Escolar, ya que se emiten ordenes desde la rectoría y los equipos
de gestión, sin tener en cuenta los diferentes órganos
de participación de la comunidad educativa como el Consejo
Académico y el Consejo Directivo.
En la propuesta de
educación no presencial, el MEN le da un papel relevante a la conectividad y la educación
virtual, sin embargo,
debe considerarse la falta de equipos de cómputo, de cobertura de internet y, en unas regiones más que otras,
de redes eléctricas, además del costo adicional que esto implica
para las familias en medio de una condición de subsistencia. La educación virtual es un apoyo pedagógico,
pero como están las cosas en Colombia, esto lo que hace es profundizar las
desigualdades sociales por la gran brecha tecnológica y digital. Otros recursos propuestos por el MEN y las Secretarias de Educación
como plataformas, libros, cartillas, programaciones de TV o radio, empleando
medios de comunicación públicos y comunitarios, se pueden incorporar en la medida
que se acuerden los criterios fundamentales que determinarían los objetivos académicos del año escolar.
Esta discusión debe darse
de manera pronta
con la participación de las
comunidades educativas,
reconociendo las particularidades, pero trazando unos lineamientos básicos. Sin
duda, desde el ámbito
administrativo, tendrán que ajustar el proceso académico este año, pues
la anormalidad actual exigirá, por ejemplo, reducir las semanas por
periodo, los contenidos previstos, las actividades planeadas, entre otras decisiones.
Como
maestros y maestras nos corresponde fortalecer el compromiso social con las
comunidades educativas, potenciar aprendizajes y buscar que las prácticas
pedagógicas permitan el diálogo entre saberes de las comunidades y los aportes
de las diversas disciplinas para
desarrollar un mayor conocimiento de la realidad a nivel familiar, local,
regional, nacional y mundial, por ejemplo, hacer análisis de noticias, reflexiones sobre el sistema de salud, cuestionamientos al actual modelo social, entre otras.
Es importante aprovechar la coyuntura para el desarrollo de conocimientos básicos,
formar seres humanos críticos, reflexivos y transformadores de la
realidad y de sus prácticas cotidianas, promoviendo el cuidado y las relaciones sociales armónicas con las y los otros, la naturaleza y consigo mismo. Es
el momento de fomentar la solidaridad y vínculos comunitarios, prepararnos para
el regreso presencial a la escuela con propuestas que aporten a transformar la
crisis social que se ha develado con más profundidad en estos momentos de pandemia.
Es necesario hacer énfasis en los contenidos que permitan fortalecer lo emocional, afectivo y social, generando estrategias
y herramientas para proteger a niños, niñas y jóvenes de situaciones tanto
físicas como emocionales que puedan afectarlos. De igual manera, contribuir a
la convivencia en casa, para cambiar hábitos y relaciones que permitan el
reconocimiento de cada uno de los integrantes de la familia,
las labores diarias
de la casa, la división justa y equitativa del trabajo doméstico, el
respeto de las niñas, las jóvenes, madres y abuelitas fomentando prácticas que
rompan con el patriarcado y el machismo, prestando atención a lo psicosocial de
la familia. Es importante, desde una perspectiva crítica, dar lo mejor
de cada uno de los docentes a los estudiantes, pues, aunque no se crea, ellos les extrañan y necesitan al igual que a sus pares.
Toda
esta situación ha develado aún más las contradicciones del sistema capitalista,
que contrapone el capital
y la vida, no podemos
dejar de lado
la justeza de la lucha
emprendida por Fecode por lograr una reforma al Sistema General de
Participaciones, que garantice mayores recursos para la educación pública, la
salud, el agua potable y el saneamiento básico. Los señalamientos a nuestra
Federación por llamar a una educación crítica y transformadora, tienen
como base precisamente que el Estado
ha puesto por encima de los
derechos de la gente la ganancia de los grandes monopolios y la seguridad del
capital financiero, por eso las medidas
tomadas por el Gobierno de Duque privilegian garantizar la
liquidez de la banca y asegurar el negocio de la salud, cuando lo que se
requiere es una fuerte inversión social
que permita alivianar el impacto de la crisis
que hoy reposa
sobre los hombros de las clases
populares. Por eso es válido hacer ejercicios pedagógicos que lleven a
que las comunidades comprendan que significa lucha y exigir
la educación y la salud
como derechos fundamentales y bienes comunes, que deben ser públicos,
administrados y financiados directamente por el Estado.
Por
último, no podemos perder de vista que, en medio de la pandemia, los países
imperialistas usan esta crisis para el control geoestratégico y de mercados,
eso explica el interés de EEUU
frente a intervenir militarmente en Venezuela. Y a la vez en el territorio nacional,
en medio del aislamiento preventivo, se sigue desenvolviendo el conflicto armado, generando que poblaciones sean
desplazadas y lideresas y líderes sociales siguen siendo asesinados. Esta
realidad no puede pasarse por alto y callarse por los duros efectos de la
pandemia. Nos corresponde a las maestras y los maestros
del país seguir
denunciando esos crímenes, la
persecución al movimiento social y popular que no ha cesado y defender el
derecho a ser oposición al gobierno.
Nuevos Maestros por la Educación
Los Profes
Colectivo Sindical Maestros
7 de abril de 2020
¡Somos Equipo,
Somos Propuesta!
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