Su vida y su muerte han tenido y
tienen múltiples interpretaciones y maneras de evocar su accionar político y su
pensamiento y también las causas y consecuencias de su asesinato.
El “Bogotazo” del 9 de abril de
1948 partió la historia de Colombia, pues ese episodio es prueba irrefutable de
la ignominia de los poderosos quienes desataron de manera recurrente la
generalización de la violencia para atrincherarse en su dominio y en
consecuencia, el pueblo por medio de diferentes formas de lucha se dio a la tarea
de defender su vida y su destino que estaba siendo arrebatado. Esto llevó a que
en Colombia desde entonces se recurriera de manera sistemática y consciente a
la reducción o ahogamiento de la democracia y a la expresión de las libertades
ciudadanas y a la construcción de una cultura, sensibilidad y maneras de vivir
de la violencia.
De suyo, emergió una generación que creció frustrada en sus más caros anhelos de lograr un país incluyente, soberano, antioligárquico, respetuoso de la diferencia y diverso: ideario que Gaitán le mostró al pueblo que era posible y que lo era luchando por conquistarlo.
La memoria del acontecimiento en
Bogotá y otras partes del país formó un imaginario en el pueblo colombiano de
su muerte convertida en mito pero también en reivindicación popular: pensar
diferente no es un delito, querer un país para todo el pueblo colombiano no es
una idea criminal, asumir la rebeldía como ideario y acción no es una conducta
de delincuente.
Porque desde siempre los sectores
retardatarios de los dominantes han aplicado políticas de que a toda costa se
debe destruir cualquier posibilidad de “otro Gaitán”, por ello todo movimiento
político, idea, partido, persona con nuevas políticas de cambio deben ser
encerradas en la ignominia, el desprestigio, la persecución y la represión. Por
todos los medios consideran evitar la “revuelta popular” y ésta ha sido su idea
principal, su política básica, su conducta práctica durante los últimos setenta
años.
A pesar de que el pueblo ha
luchado por sus derechos, la memoria sobre lo sucedido el 9 de abril de 1948,
está hoy borrosa en las nuevas generaciones que lo conoce como alusiones a
textos, relatos o documentales y otras veces se lo evoca solamente como símbolo
de la paz. Hoy, cuando se busca un acuerdo de paz entre la guerrilla y el
gobierno, todo lo pasado nos dice que esa paz no resuelve ni agota todos los
problemas del pueblo colombiano ¿acaso las muertes de los últimos treinta años,
incluyendo dirigentes prestantes de la izquierda y del liberalismo y conservatismo
no nos dicen que para las clases gobernantes sigue siendo un peligro pensar
diferente?, ¿Y no es por ello que la imagen de Gaitán es potente en su carga
emocional que le recuerda al pueblo su frustración del 9 de abril, en su lucha
por un país incluyente?, ¿acaso los crímenes del Estado y los paramilitares
durante las últimas décadas a dirigentes sociales, políticos y populares no han
ido de la mano con la implementación de un modelo político y económico que
aumenta las desigualdades y despoja de los derechos democráticos más
fundamentales al pueblo Colombiano?
Hoy las clases dominantes siguen
con el temor a la “revuelta popular” y su visión de que el pueblo colombiano es
brutal e irracional implica que debe ser controlado, manipulado, perseguido y
reprimido. Y el pueblo también entiende cada vez más que sin organización va a
ser más difícil el avance y el triunfo, pues el próximo periodo no va a ser tan
pacífico y tranquilo como algunos analistas predicen y, es muy probable que las
tormentas de masa que tanto aterran a las clases dominantes aparezcan vitales
en el horizonte de otra Colombia posible!!
Apoyamos que en el actual proceso
de negociación con las guerrillas se garantice su transformación a movimiento
político y social democrático y revolucionario, que no es igual a considerar
que se han solucionado las condiciones sociales que dieron lugar a su
surgimiento y que por tanto, aún sigue siendo válido el derecho a
rebelarse.
Este periodo debe llevarnos a la
concientización de la necesidad de reconstruir la memoria y escribir la
historia donde se conozcan las verdaderas causas económicas, políticas y
sociales que dieron lugar al despojo, a la explotación y a la miseria de
millones de colombianos, que sirva de aprendizaje para el pueblo y sus futuras
generaciones. Es un periodo para hacer una reflexión crítica, evitar la
revictimización, buscar reparación y justicia integral para los individuos y
colectivos y propiciar los espacios para buscar los caminos de la otra Colombia
posible.
¡¡VERDAD, JUSTICIA, REPARACIÓN
Y GARANTÍAS DE NO REPETICIÓN!!
¡¡DERECHOS, SOBERANÍA Y
JUSTICIA SOCIAL PARA EL PUEBLO COLOMBIANO!!
¡¡OTRA COLOMBIA ES
POSIBLE… REESCRIBAMOS LA HISTORIA Y RECUPEREMOS LA MEMORIA VIVA Y
COLECTIVA DEL PUEBLO!!
¡¡NO A LA COOPTACIÓN DEL
SANTISMO AL MOVIMIENTO DEMOCRATICO Y POPULAR!!
Abril 9 de 2015