DEFENDER EL COLEGIO RURAL JOSÉ CELESTINO MUTIS, ES DEFENDER UN PROYECTO PEDAGÓGICO QUE LOGRA VINCULAR AL TERRITORIO, ES DEFENDER LA EDUCACIÓN RURAL

DEFENDER EL COLEGIO RURAL JOSÉ CELESTINO MUTIS, ES DEFENDER UN PROYECTO PEDAGÓGICO QUE LOGRA VINCULAR AL TERRITORIO, ES DEFENDER LA EDUCACIÓN RURAL

En los últimos años ha sido común ver casos en la escuela, en donde, las diferencias de concepción y de miradas hacia las prácticas de enseñanza, han enfrentado a las comunidades educativas y a los directivos docentes. No sería justo generalizar, etiquetando a todas las directivas y directivos docentes, pues de sobra sabemos que muchas compañeras y compañeros de nivel directivo asumen con responsabilidad y compromiso su labor. Denuncias de acoso laboral, de presión a través de procesos propios de la labor docente como la evaluación anual de desempeño; cierre de espacios para innovaciones educativas, hasta bloqueo de los espacios para ejercer el derecho a la participación, la organización y la movilización, se han vuelto tristemente célebres; al igual que imposiciones como las de asignaciones en contra del parámetro, implementación de la jornada única y la jornada extendida, aún cuando no se cuenta con el consenso de la comunidad, ni con los recursos necesarios para llevar a cabo este proceso. Todo lo anterior en el marco de una política de flexibilización laboral en desmedro de los procesos, a favor de la “eficiencia” en la prestación del mal llamado “servicio educativo”

Hoy queremos hablar sobre el caso del colegio rural José Celestino Mutis, ubicado en la zona rural de la localidad de Ciudad Bolívar, en la vereda Mochuelo bajo. Esta institución surge en el marco de una “deuda histórica” que tenía la administración de Bogotá con las comunidades de la ruralidad. La infraestructura actual, al igual que su ubicación, no salen de la “buena voluntad” de los gobernantes de turno, sino que es resultado de una reivindicación de quienes habitan la ruralidad bogotana, que son víctimas del olvido de años, condenados a convivir con situaciones inhumanas tales como el botadero Doña Juana, ubicado a escasa distancia del colegio

Para fortuna de la comunidad a estas instalaciones llegó un equipo docente sin igual. Profes de las diferentes ramas del conocimiento que lograron generar una sinergia tal que gestaron una propuesta pedagógica de educación rural, de empoderamiento de las y los jóvenes de la ruralidad, organización y reunión de los mismos equipos docentes de la localidad y de otras localidades, en espacios como la Mesa de Ruralidad. Más de diez años han pasado en los cuales no han faltado reconocimientos, premios, tesis y estudios realizados por las maestras y los maestros, enfocados a entender de una mejor manera la relación de la escuela como microterritorio, con territorios mayores como la vereda, la localidad, la ciudad; más de diez años en los que el colegio del Mochuelo bajo, fue un símbolo del compromiso docente, del vínculo de la escuela con la comunidad. Más de diez años de un proyecto que logró traspasar los muros de la escuela para enraizarse en el territorio.

Hace dos años, llegó a la institución un nuevo directivo docente, el rector CARLOS ARTURO LÓPEZ CUERVO, a tomar las riendas de la institución. La llegada del señor rector al colegio José Celestino Mutis, aquella institución de los premios, los reconocimientos, las y los docentes con un compromiso notable, que no dudaban en buscar los espacios que se requiriera para fortalecer el vínculo con la comunidad, marcó una ruptura muy fuerte que hoy muestra consecuencias que queremos socializar con la comunidad del magisterio bogotano.

No es pertinente entrar en detalles con respecto a las situaciones que ha tenido que vivir la comunidad educativa del colegio, pero cabe decir que han cubierto aspectos tales como: irrespeto, acoso laboral, desconocimiento de las instancias del gobierno escolar, y lo más preocupante, un ataque, un intento premeditado de desmontar el proyecto educativo del colegio, otrora reconocido, asumido hoy como un proyecto desordenado y sin sentido, por su actual director.

Llamamos a las docentes y los docentes del colegio, estudiantes y comunidad en general, a no callar ante los abusos y las arbitrariedades que se están presentando en la institución. Ha sido claro para nosotras y nosotros como parte del equipo directivo de nuestro sindicato y como colectivo magisterial, en visitas y acompañamiento directo, que se cierne sobre la institución una acción premeditada en contra del proceso pedagógico. Esto no debe permitirse, mucho menos que la honra e integridad de quienes conforman la comunidad educativa sean vulnerados con una complacencia lamentable por parte de las diferentes instancias de la administración.

Le exigimos al señor rector que no ataque más la institución ni a las y los integrantes de la comunidad, quienes a raíz de sus acciones se han visto seriamente vulnerados e incluso han tenido que recurrir a acciones legales para exigir la garantía de sus derechos. Demandamos por parte de la DILE y la Secretaría de Educación que no se siga permitiendo que esta situación avance, ya que constituye un ataque en contra del PEI, deteriora el ambiente laboral y afecta la continuidad de un proceso tan importante para la educación en Bogotá.

Invitamos al magisterio bogotano y a la comunidad en general a unirse en un llamado a la defensa de este proceso pedagógico, enlazado con la comunidad, reflejo del compromiso de un equipo docente con la búsqueda de mejores condiciones de vida para todas y todos, desde el territorio.

¡Hemos estado junto a ustedes compañeras y compañeros y ahí seguiremos!
Movimiento Nuevos Maestros por la Educación

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